jueves, 20 de mayo de 2010

UPyD asgura que el Govern puede cubrir el recorte necesario en gasto público con sólo reducir a la mitad las subvenciones

Calbarro considera "escandaloso" y "una tomadura de pelo" tanto la cantidad comprometida en subvenciones como la forma de concederlas


Palma, 20 de mayo de 2010

Según UPyD, los más de 300 millones de euros (301.450.000) destinados por la CAIB a subvenciones durante 2008 son "un dispendio insoportable". Al gasto del Govern hay que sumar el dinero destinado a los mismos fines por consells y ayuntamientos. Gran parte de las subvenciones tienen graves defectos de forma y no cumplen los requisitos de concurrencia y publicidad, y las subvenciones nominativas no se conceden atendiendo a los preceptivos criterios de excepcionalidad.

"Si se quiere recortar el gasto público, teniendo en cuenta que en el año 2010 se ha aumentado considerablemente la cantidad destinada a subvenciones con respecto a los 300 millones de 2008, basta con reducir a la mitad la cantidad destinada a las mismas; con ello ahorramos más de 170 millones de euros, esos que el Gobierno central ha impuesto como "deberes" al Govern y que el Govern busca desesperadamente recortar por algún lado. Y nos quedamos cortos, porque aún faltaría por recortar los millones de euros que a subvenciones también destinan los consejos insulares y los ayuntamientos. El descontrol del gasto es escandaloso”, aseguró Juan Luis Calbarro, portavoz de UPyD en Baleares.

"Los gestores públicos consideran el dinero de los contribuyentes como un medio para tener contentos a diversos colectivos, hacer amigos y comprar voluntades. De otra forma no se entiende que tengan tan poco cuidado en la convocatoria, publicidad y concesión de las mismas. Muy pocas de las subvenciones analizadas por el reciente informe de la Sindicatura de Cuentas reúnen todos los requisitos; siempre se falla en algo o en casi todo: falta de concreción de lo subvencionable, de los proyectos, ausencia de detalle de presupuestos, de memorias justificativas, de facturas subvencionables, comprobantes de pago, cumplimiento de términos, etc. En definitiva, una tomadura de pelo en toda regla", dijo Calbarro.

Uno de los métodos preferidos para esa "compra" de voluntades es el uso y abuso sistemático de las subvenciones nominativas, aquellas que se conceden directamente a una entidad sin concurrencia y publicidad, como, por ejemplo, a la miríada de asociaciones catalanistas, obviando el criterio de excepcionalidad que la ley limita para este tipo de ayudas y sin justificar adecuadamente la concesión, las obligaciones que debe cumplir el beneficiario y la forma en que se ha de justificar el objeto de la subvención.

Las administraciones públicas incumplen igualmente el requisito de publicidad; tampoco en 2010 se publican en lista unificada todas las subvenciones concedidas. Sólo trimestralmente la CAIB publica en el BOIB una lista parcial de subvenciones, quedando excluidas de la misma las nominativas (más del doble de la cantidad destinada a subvenciones) y las de una cuantía inferior a 3.000 euros. Ni los consells ni los ayuntamientos publican en lista unificada sus subvenciones.

"La única manera que tiene el ciudadano de conocer el montante total de subvenciones concedidas durante un ejercicio", señaló Calbarro, "es esperar pacientemente a que la Sindicatura de Cuentas, dos o tres años después, analice las cuentas de la CAIB, Consells y Ayuntamientos, y aún así no tendrá cumplida información, porque la Sindicatura sólo puede analizar una muestra aleatoria de lo que le envían las administraciones y no, a pesar de sus propuestas, de lo que no le envían, o retienen, o maquillan".