sábado, 8 de mayo de 2010

Para UPyD, la política teatral balear actual ignora el teatro privado

A pesar de que dos teatros privados, el Auditorium y el de Cala Gamba, atraen muchísimo más público que el conjunto de teatros públicos de Mallorca, las distintas administraciones baleares se empeñan en realizar competencia desleal al regar con dinero de todos los contribuyentes a los teatros públicos y no exigirles equilibrio presupuestario.

Palma, 8 de abril de 2010
“En una actividad económica normal, la empresa que ha acometido unos costes, para la creación de un producto o servicio, vende ese producto o servicio para intentar cubrir los costes y obtener un beneficio; en la industria del espectáculo en Baleares con frecuencia ocurre lo contrario: la empresa que acomete buena parte de los costes de un espectáculo teatral, la administración, es la misma que compra ese espectáculo; todo un homenaje a la antieconomía: los mayores costes posibles para el menor beneficio posible”, afirma Julián Ruiz-Bravo, miembro del grupo de Educación y Cultura de UPyD en Baleares. “Cada vez es más habitual que una compañía teatral privada reciba, del Consell de Mallorca por ejemplo, no sólo subvenciones públicas en todas las fases de creación de un espectáculo, producción, distribución, promoción, transporte, sino que lo venda a un teatro público, financiado o dirigido, por ejemplo, por el propio Consell, que la ha tan generosamente subvencionado. Y esto no es todo: el teatro público se permite además vender entradas muy por debajo de su valor o mantener obras sin público”.

Esta situación de “subvención perfecta y circular” lejos de beneficiar la actividad teatral, la perjudica notablemente. UPyD sostiene que de esta manera se producen los siguientes efectos indeseados: “en primer lugar, se rompe la relación necesaria entre público y espectáculo teatral; en segundo lugar, los espectáculos subvencionados se encarecen; en tercer lugar, los teatros públicos realizan competencia desleal a los teatros privados, ya que cualquier compañía teatral preferirá contratar y cobrar los altos cachés que paga el teatro público, no urgido por su rentabilidad; en cuarto lugar, lo que es más grave, elimina la independencia creadora, ya que las compañías terminan creando espectáculos vacíos, que no molesten al pagador”.
Para UPyD urge racionalizar la política cultural teatral, y por extensión, la artística. Dotar, por ejemplo, de 6 millones de euros, durante 2009, al Teatro Principal no tiene ningún sentido si eso supone encarecer los espectáculos teatrales, no llenar las salas, subvencionar a los escasos espectadores y generar un millón de euros de déficit, cuando existe un Auditorium que programa por su cuenta y riesgo obras de diversas calidades y obtiene el favor de muchísimos más espectadores.